martes, 27 de febrero de 2007

La leyenda de Rosa Llovizna


Rosa Llovizna era normal hasta aquel día que le subió la fiebre y se tiró al bosque. A pesar de la lluvia corrió y corrió, en busca de la flor pene. Se caló a los huesos, tiritó y lloró de rabia, pero no dio con la flor pene.

Quedó mal del tarro. Los padres la ingresaron en una institución para dementes. Nunca conoció varón. Cuando le aprietan las hormonas se escapa del manicomio y va a dar a una gasolinera cercana. Allí se mete en el autolavado, se refresca bajo la presión a chorro de las mangueras y deja que los enormes cepillos le hagan cosquillas en las nalgas y en los pechos.

Sale mojada y empitonada como una fiera. Al primero que pilla lo tumba y lo hace suyo.

Pero nunca logró ver a la flor pene. De ahí su tristeza.

Pobre Rosa Llovizna.

lunes, 26 de febrero de 2007

Hay que joderse

No sé cómo carajos he llegado hasta aquí. Hace unos segundos estaba tan tranquilo y de pronto recibo una amenaza de coadministración y ¡¡mierda!!, cómo te cambia la vida en unos segundos. Aquí estoy, un estúpido burro en medio de una pradera rosa, dejándose mojar por la Llovizna. No soy pequeño, ni peludo, ni suave; no estoy lleno de florcitas verdes ni ocres ni de ramitas amarillas ni de mariconadas por el estilo. Soy simplemente un Mantel que ha sido invitado a limpiarse con esta servilleta. ¿Qué saldrá de aquí?. ¿Será una mezcla, o tres versiones de un mismo ser?.

Estoy abrumado. De momento no se me ocurre nada más, sólo

¡Hay que joderse!