lunes, 5 de marzo de 2007

SOBRE BRUJILDA GALPÓN Y SU ABOGADO

De mis padres carnales tengo pocos recuerdos. Sólo un tanga de leopardo parlante y un pedazo de muérdago que se olvidaron en el galpón. Para mí que el tanga lo dejaron a posta, porque a menos que esté guardado en un cajón no se calla ni debajo del agua (nunca hay que lavarlo a menos de veinte grados, se pone insoportable). Fui a visitarles cuando estaba algo grandecita para informarles de que había nacido y crecido. Rosa Llovizna, gracias a un sexto sentido, supo siempre de mi existencia.

Mi familia adoptiva es muy amplia. La mayoría emigró a Argentina, a la güerta de un valiente, donde viven en una colonia de zapallos adosados. El dueño les tiene a cuerpo de reyes. Ha levantado una especie de tótem para impedir que el espíritu del pájaro devores a mis familiares y sus casitas. A cambio, le ayudan en su ardua tarea de exterminas hormigas y babosas.

Me resta contarles todo sobre mi madre (adoptiva).
Cuando Paca sólo era un huevo en el interior de su mamita (Nerea), ésta picó a una vaca frotadora francesa (Charlotte). Nerea murió de parto. Al parecer la mataron a disgustos entre mi madre y mis casi 800 tías que no se ponían de acuerdo en el orden de nacimiento. Tras un mes de discusiones, y con mi abuela fallecida (en parte también de aburrimiento) decidieron romper el saco y salir todas a la vez. A Charlotte, viéndolas tan pequeñas y con las tetas tan grandes se le despertó el instinto maternal. Después de todo aquellas huerfanitas llevaban su sangre. Decidió amamantarlas (lo que supuso el final de su carrera en Playcow, dado que sus atributos menguaron considerablemente). Gracias a esa leche tan grasa, Paca y sus hermanas fueron las arañas de Galpón más deseadas por los machos del lugar. Bueno, no exactamente ellas, sino sálvense sus partes y no olvídense sus genes frotadores.

Para cuando Paca me acogió en su seno (digo senos) era viuda. Siempre vestía de negro, no sé si por el luto o porque era de ese color. Se lo pregunté en una ocasión, al igual que por qué no había vuelto a casarse. Se limitó a sonreír y relamerse. ¡?. Fue una buena madre. A ella le debo un ombligo que produce seda, las uñas de los dedos gordos de los pies retráctiles, un par de lindos quelíceros, con aspecto de colmillos humanos, que se tornan rosa irradiante cuando voy a inyectar veneno y el pasar por ecdisis (mudas) sucesivas. Bueno, tengo ciertos problemillas con los hombres a causa de una serie de rituales de apareamiento heredados que…en fin, de ese aspecto no diré nada si no es en presencia de mi abogado (el Señor Ingle).

Conocí al señor Ingle una tarde de primavera en el galpón. Paca, había salido a buscar un palo frotador. Yo trataba de echarme la siesta sobre un montón de paja cuando una franja naranja butano me deslumbró. Me incorporé lenta y silenciosamente, como aprendí de mi madre adoptiva, y desde la oscuridad pude observar de espaldas a mí a un apuesto muchacho (cuyos pantalones dejaban entrever parte de sus calzoncillos) que permanecía inmóvil frente a un pedazo de queso atado con un hilo. Qué cosa más extraña, pensé. Una hora más tarde, allí seguía, inmóvil. Me picó la curiosidad (a veces se me queda marca) y decidí dirigirme (con la voz) a él:

Brujilda: Disculpa trataba de descansar cuando he percibido tu presencia. Me llamo Brujilda Galpón y no recuerdo haberte invitado a mi casa.

El muchacho, que parecía tener la mente en algún otro lugar, tardo algunos segundos en responder.

Johnny: Disculpe, no pretendía incomodarla, verá yo…sólo quería cazar unos roedores.

“¡¿Unos roedores?!”, pensé. “¡¿Disculpe?!”, pensé. “Qué muchacho más educado. Y qué raro. Me cae bien”, pensé. Así que decidí no clavarle mis quelíceros. Fue entonces cuando me contó que trataba de hacer una corona de ratones degollados para una tal Nerea (pero que no se lo contara a nadie). ¡Nerea!, pensé, como mi abuela. No puedo chupar a un chico enamorado de una mujer que se llama así.

Brujilda: Pues verá, soy alérgica a los gatos. Lo heredé por la leche de mi madre adoptiva. Ella les tiene pánico, jamás me dejó tener uno. Se salvan los de color negro (gracias a mis padres carnales). Los blancos irradiantes son los que más me hacen estornudar. Si tuviera uno se lo prestaría, pero ya ve, como no quiera una poción. Y la verdad, aún no se me dan muy bien…

Johnny: ¡¿Podrías hacer que los camellos naden bajo las fuentes?!.

Brujilda: ¡¡¡¿Todos?!!!! Hum…Pues va a ser que no. Demasiadas pócimas. Harían falta muchas ancas de mujer rana y son muy difíciles de encontrar.

Johnny: Mujeres rana….jamás he visto una de esas. (Él no sabía que años después encontraría una roca repleta de mujeres rana al lado de casa).

Johnny decidió que si no era posible arreglar lo de los camellos, no tendría sentido regalarle a Nerea una corona de ratones degollados. Así que se conformó con que le cambiara el color de sus calzoncillos, que ya se había cansado de aquel naranjita. Fue el principio de nuestra amistad.

7 comentarios:

JOHNNY INGLE dijo...

Sra. Brujilda Galpón,
Me alegra reconocerla como entidad independiente, al principio pensé que nuevamente la Rosa Llovizna se había disociado (y es que, últimamente, adopta no sólo personalidades físicas, sino también de entes, y no tardará en comentar como accidente geográfico, fenómeno meteorológico o idea rocambolesca). Está loca, digo, porque sólo las personas físicas pueden comentar.

MMM: pues su estilo me recuerda al de una señora de ojos líquidos que suele comparecer por otros blogs, y que relaciona todo con toco, y va patrás y palante como el bastón del loco. Seguro que su culo de araña de galpón almacena no glúteos cárnicos, sino materia gris, gracias a lo cual puede tener en memoria galponera todos los acontecimientos de la blogosfera.

Bienvenida a esta experiencia, y contribuya a tener parada a la Rosa Llovizna, que se nos desmadra y, ay, ay, a dónde irá a parar este miserable blog rosa, con su mantel sucio y sus miles de barcos aceptados porque tenían culo: ¿se podrían aceptar coches sin culo?

. dijo...

¡La Playa de la Patagonia!, ¡Hay que joderse!.

Sra. Brujilda;

Yo le recomiendo también terapia de grupo. Pero de ESTE grupo. Olvídese de psicólogos y otros chupacarteras: lo suyo no tiene cura. Arrímese a este rincón, nos miraremos todos con nuestros ojos a punto de explotar y cantaremos canciones que nadie entenderá. Nos reiremos.

Su post ha estado a la altura de la demencia que ya antes le había detectado, bajo esta o bajo otras de sus fascinantes personalidades.

Bienvenida a este mundo frotador. No tarde en volver, que tres locos somos pocos locos.


Perfectos Saludos.

JOHNNY INGLE dijo...

A pocos kilómetros de donde residimos Mantel y yo hay un barrio que se llama SAN MATÍAS, habitado mayoritariamente por eso, por GOLFAS.

Así que susto de muerte el que me llevé al ver el comentario de una golfa de San Matías.

Hay que joderse.

. dijo...

A San Matías llevo yo mi coche para el cambio de aceite.

Perfectos Saludos.

Brujilda Galpón dijo...

Vamos a ver, vamos a ver... Vamos, que ya estamos viendo. Empecemos con buen pié(y de Usted)el tratamiento, por la rechoncha madre que nos e-mail parió.

Hermanita Rosa Llovizna,

Siguiendo tu consejo esta tarde acudí a terapia de grupo. Uno soñaba con bolsas de colores llenas de arena que tenían nombre de persona y no le gustaba ducharse solo. La mujer de al lado, que tenía la heladera llena de tomates con la boca para abajo le recomendaba no ducharse o hacerlo con animales de compañía. Un tercero, hablaba de un apocalipsis internaútico lleno de personas desnudas y botones naranjas. Y un cuarto, decía algo de que era de un metal dorado. Si, creo que asistiré regularme a esas reuniones.

Sr. Ingle:

Anotaré sus observaciones para mi terapia. ¡Claro!, con un culo galponiano lleno de materia gris, pienso con el trasero. ¿Querrá esto decir de atrás a delante, al revés?. ¿Es que es sálvese mi galponiana parte quien domina mi mente?. Hum...¿esto será recomendable?.

El gato y la gata, el ratón y la ratona, el pez y la peza, el Golf...¡y la Golfa!. Por fin hemos resuelto el misterio del Golf rojo = Golf de San Matías (del latín, San Hematíes, del comunismente Rojo). Vaya barrio raro tienen cerca de casa.

Golfa de San Matías,

Para qué se va a vestir la playa, si "aunque la playa se vista de seda, playa se queda". Le envía recuerdos Concha de San Sebastián. Espero que ahora no resulte que el sr. Ingle tiene un barrio cerca de casa lleno de conchas o Conchas.

Sr. Mantel,

Al último que me pidió lamer mi cartera se le hinchó luego la lengua. Parte porque se me acababa de caer en el metro, parte porque le clavé los quelíceros para que soltara de una vez. Me la estaba decolorando de tanto chuparla.

¡Si, si!, me quedaré con Ustedes para cantar esas canciones. Además, suena bien lo de mundo frotador. ¿Cómo funciona para que te rasquen el lomito en la ducha?. Después de la última muda, me quedan unas escamillas por ahí...


Sedosos besos a todos.

Anónimo dijo...

Hola:

Soy una parva, estoy loca, soy de San Matías y golfa melosa.
Quisiera frotarme con alguien, mejor si en la playa desnuda.
También hago casas (limpio) por horas. Y plancha (chocos a la plancha).

si encuentro arañas no recojo y me voy: me voy y cojo con mi marido, que también es golfo pero no limpia (bueno, sí limpia, limpia los coches ajenos, jiji

Anónimo dijo...

Yo me ofrezco para cambiarle el aceite al coche de edmundo. Reciclamos. El aceite viejo lo usamos para freir papas y conejo en salmorejo y otros manjares con pellejo.